Nuestro viaje veraniego de este año nos lleva hasta Italia. La ruta que hemos diseñado para esta ocasión, se inicia en el puerto de Barcelona. Desde aquí nos desplazamos en un barco de la compañía italiana “GRIMALDI-LINES” hasta el puerto de la ciudad de CIVITAVECCIA, muy cerca de Roma. Una vez en tierra, y tras visitar la ciudad de Roma recorremos las ciudades más características hasta el norte para volver a casa por la costa azul del vecino país: Francia.
Hoy es el día de salida. Hemos preparado la Sunli con todo lo estrictamente necesario y emprendemos camino hasta el puerto de Barcelona para embarcar a bordo del “CRUISE BARCELONA”.
Las indicaciones de la documentación nos informan que tenemos que ir a la terminal de Acciona, pero, como es la primera vez y no lo tenemos muy claro acabamos dentro del puerto de mercancías. Salimos y en la puerta nos para la Guardia Civil. Nos disculpamos diciéndoles que nos hemos equivocado y que queremos subir al barco de GRIMALDI. Deberíamos estar alrededor de dos horas antes para poder embarcar, cosa que nos preguntábamos “¿por qué?”; después lo sabríamos. La cola de coches era más o menos de 500 metros de largo.
Accedemos a un párqing de la terminal donde aparcas y te preparas para entrar a la bodega del barco. Mientras estás esperando con el coche tienes que ir a la taquilla a hacer el checking de los billetes. Nada más entrar vemos que hay otra cola de como mínimo media hora y nos preguntamos “ésto no podrá ser cierto”. Pues sí, y esta es la razón principal por la que debes estar con tanto tiempo de antelación. Con los billetes a nuestro nombre en la mano, nos disponemos a entrar en la bodega del barco. Es enorme. Tiene como tres o cuatro pisos donde entran camiones cargados, coches y muchas AutoC.
Las indicaciones de la documentación nos informan que tenemos que ir a la terminal de Acciona, pero, como es la primera vez y no lo tenemos muy claro acabamos dentro del puerto de mercancías. Salimos y en la puerta nos para la Guardia Civil. Nos disculpamos diciéndoles que nos hemos equivocado y que queremos subir al barco de GRIMALDI. Deberíamos estar alrededor de dos horas antes para poder embarcar, cosa que nos preguntábamos “¿por qué?”; después lo sabríamos. La cola de coches era más o menos de 500 metros de largo.
Accedemos a un párqing de la terminal donde aparcas y te preparas para entrar a la bodega del barco. Mientras estás esperando con el coche tienes que ir a la taquilla a hacer el checking de los billetes. Nada más entrar vemos que hay otra cola de como mínimo media hora y nos preguntamos “ésto no podrá ser cierto”. Pues sí, y esta es la razón principal por la que debes estar con tanto tiempo de antelación. Con los billetes a nuestro nombre en la mano, nos disponemos a entrar en la bodega del barco. Es enorme. Tiene como tres o cuatro pisos donde entran camiones cargados, coches y muchas AutoC.
Estacionada correctamente la Sunli cogemos todo lo necesario para pasar un día de travesía (enseres de aseo, pijamas y todo esto) ya que mientras el barco está navegando no te dejan bajar a la bodega. Subimos hasta la recepción y la primera impresión fue muy buena. No parecía que estuvieses en el interior de un barco. Nos indicaron donde estaba nuestro camarote. Subimos a situarnos y a dejar los trastos. Es bastante grande. Tiene dos literas. El baño es mediano, pero lo suficiente para lavarte y ducharte.
Bien, una vez situados salimos a inspeccionarlo por completo y a presenciar el momento de zarpar desde la cubierta superior. Fue a las 23 horas, cuando el GRIMALDI comenzó a separarse del puerto y poner rumbo a Italia. Desde arriba y a medida que se alejaba, las vistas de Barcelona cada vez eran más pequeñas. En su interior hay dos restaurantes (uno self service y otro a la carta), además de varias barras o bares de comida rápida distribuidas desde delante hacia atrás. Como era tarde y no sabíamos muy bien como iba el tema de la comida, decidimos sentarnos en la cubierta superior, en terraza junto a la piscina. Al tratarse de una compañía italiana, prácticamente toda la tripulación es italiana, eso sí te entienden en castellano. Entonces comimos unos menús de comida rápida tipo McDonal's basado en amburguesa y patatas. Los precios son bastante altos. Los cuatro menús nos costaron 30 €, unos 7,5 por persona. Acabamos la cena y nos bajamos al camarote porque es ya algo tarde y en la cubierta hace frío. Veremos como va la noche.
Bien, una vez situados salimos a inspeccionarlo por completo y a presenciar el momento de zarpar desde la cubierta superior. Fue a las 23 horas, cuando el GRIMALDI comenzó a separarse del puerto y poner rumbo a Italia. Desde arriba y a medida que se alejaba, las vistas de Barcelona cada vez eran más pequeñas. En su interior hay dos restaurantes (uno self service y otro a la carta), además de varias barras o bares de comida rápida distribuidas desde delante hacia atrás. Como era tarde y no sabíamos muy bien como iba el tema de la comida, decidimos sentarnos en la cubierta superior, en terraza junto a la piscina. Al tratarse de una compañía italiana, prácticamente toda la tripulación es italiana, eso sí te entienden en castellano. Entonces comimos unos menús de comida rápida tipo McDonal's basado en amburguesa y patatas. Los precios son bastante altos. Los cuatro menús nos costaron 30 €, unos 7,5 por persona. Acabamos la cena y nos bajamos al camarote porque es ya algo tarde y en la cubierta hace frío. Veremos como va la noche.
La noche ha sido muy tranquila. El barco apenas se mueve y parece que vaya volando más que navegando. Desde la ventana vemos el mar como se rompe a medida que el casco del GRIMALDI se va deslizando sobre el agua (algo impresionante, ver como algo tan grande y pesado pueda aguantarse sobre este líquido salado).
El almuerzo lo hacemos en el bar de la sala de estar. Desayunamos algo de café con leche y croissants. El precio, como he dicho antes, bastante elevado. La oferta combinada es “capuccino + croissant + succo” 4,5 € y no te salgas de aquí porque si no te saldrá mucho más caro. El resto del día, pues te puedes imaginar, o en la cubierta viendo y viendo el mar o deambulando por los pasillos y dependencias del barco. Tiene un casino, un gimnasio, un centro de masaje, ludoteca para los más pequeños y para la noche también discoteca. Durante el trayecto se hace escala en Porto Torres, en la isla de Cerdeña.
La comida la decidimos hacer en el self-service (prácticamente todo a base de pasta); precio final 65€ (no está del todo mal si contamos dos platos y postre por cuatro personas). Por la tarde, un rato en la piscina y a esperar ver tierra. Alrededor de las 6 de la tarde por megafonía nos informan que la llegada a CIVITAVECCIA será a las 7,30 y que debemos empezar a abandonar los camarotes.
Y así fue. Recogimos todas las pertenencias y nos vamos a esperar a la cubierta, mirando hacia delante, por donde se empezaba a divisar a lo lejos la tierra italiana. Llegó la anunciada hora, sin retrasarse ni un minuto. Vemos toda la maniobra de atraque en el puerto (excelente, la capacidad milimétrica para mover estas bestias del mar). Bajamos a la bodega y después de que salieran todos los vehículos, nos tocó a nosotros. Observamos y confirmamos que la Sunli correcta, y comenzamos la maniobra de salida. Finalmente y después de casi un día entero podíamos decir que estábamos en tierra “Italia” por primera vez. A partir de ahora viene lo más difícil, empezar a circular por las carreteras de la península itálica. De momento paramos a programar al TOM TOM el destino de una área de servicio. Nos costó un poquito salir de la zona del puerto, pero al final lo conseguimos y en dirección a Roma encontramos una de las áreas que hay en un pueblo llamado LADISPOLI “Sosta Torreflavia” N41.95954,E12.05282.
No cuesta nada encontrarla, si sigues las indicaciones de la guía “Europastops” donde hay muchísimas áreas de AutoC para toda Europa. Cuesta 12€ el día, y dentro hay unas 100 o 200 AutoC. Es muy grande. Nos damos cuenta que está a lado de la playa y tiene todos los servicios. Nos cuesta encontrar nuestro sitio para pernoctar, ya que era tan grande, y había tantas que no nos lo creíamos. Una vez estacionada preparamos la cena (algo de verdura), algo de segundo y postres. Después salimos a estirar las piernas y a inspeccionar la zona y descubrimos que a 50 metros tenemos la playa. Volvemos a la Sunli y nos ponemos a dormir.
El almuerzo lo hacemos en el bar de la sala de estar. Desayunamos algo de café con leche y croissants. El precio, como he dicho antes, bastante elevado. La oferta combinada es “capuccino + croissant + succo” 4,5 € y no te salgas de aquí porque si no te saldrá mucho más caro. El resto del día, pues te puedes imaginar, o en la cubierta viendo y viendo el mar o deambulando por los pasillos y dependencias del barco. Tiene un casino, un gimnasio, un centro de masaje, ludoteca para los más pequeños y para la noche también discoteca. Durante el trayecto se hace escala en Porto Torres, en la isla de Cerdeña.
La comida la decidimos hacer en el self-service (prácticamente todo a base de pasta); precio final 65€ (no está del todo mal si contamos dos platos y postre por cuatro personas). Por la tarde, un rato en la piscina y a esperar ver tierra. Alrededor de las 6 de la tarde por megafonía nos informan que la llegada a CIVITAVECCIA será a las 7,30 y que debemos empezar a abandonar los camarotes.
Y así fue. Recogimos todas las pertenencias y nos vamos a esperar a la cubierta, mirando hacia delante, por donde se empezaba a divisar a lo lejos la tierra italiana. Llegó la anunciada hora, sin retrasarse ni un minuto. Vemos toda la maniobra de atraque en el puerto (excelente, la capacidad milimétrica para mover estas bestias del mar). Bajamos a la bodega y después de que salieran todos los vehículos, nos tocó a nosotros. Observamos y confirmamos que la Sunli correcta, y comenzamos la maniobra de salida. Finalmente y después de casi un día entero podíamos decir que estábamos en tierra “Italia” por primera vez. A partir de ahora viene lo más difícil, empezar a circular por las carreteras de la península itálica. De momento paramos a programar al TOM TOM el destino de una área de servicio. Nos costó un poquito salir de la zona del puerto, pero al final lo conseguimos y en dirección a Roma encontramos una de las áreas que hay en un pueblo llamado LADISPOLI “Sosta Torreflavia” N41.95954,E12.05282.
No cuesta nada encontrarla, si sigues las indicaciones de la guía “Europastops” donde hay muchísimas áreas de AutoC para toda Europa. Cuesta 12€ el día, y dentro hay unas 100 o 200 AutoC. Es muy grande. Nos damos cuenta que está a lado de la playa y tiene todos los servicios. Nos cuesta encontrar nuestro sitio para pernoctar, ya que era tan grande, y había tantas que no nos lo creíamos. Una vez estacionada preparamos la cena (algo de verdura), algo de segundo y postres. Después salimos a estirar las piernas y a inspeccionar la zona y descubrimos que a 50 metros tenemos la playa. Volvemos a la Sunli y nos ponemos a dormir.
Hasta aquí el segundo día.
Sábado, 23 de julio de 2011.
Desgraciadamente, y cada vez que nos ponemos en marcha con la Sunli, el día amanece lluvioso y con mucho viento, “desagradable”. Dejamos Cataluña con muy mal tiempo (nada de verano) y nos encontramos que aquí hace hace un tiempo similar. Bien, pues para comenzar el día, desayunamos algo de leche con magdalenas y nos refugiamos en la Sunli hasta que pasa la tormenta. Posteriormente salimos y damos un paseo por la playa.
La arena es fina y algo oscura. Buena playa, con mucho espacio. Clara se baña, pero Alba y yo tan solo metemos los pies en el agua. El día no acompaña mucho. Hay nubes, el sol se amaga y hace bastante viento. Y aunque el agua está templada, la temperatura ambiente está solo a 23 o 24 grados. Aguantamos un rato más y a comer. Hoy toca lentejas con chorizo y algo de postre, total 6 € cuatro personas: ¿qué os parece?. Después de comer, el día mejora, aprieta el sol y sólo hay ganas de relajarse. Antes de marcharnos hacia Roma hacemos cambio de aguas y lavamos algo de ropa para ir adelantando trabajo. La estancia nos cuesta al final 12 € y le damos un 8,5 de puntuación (muy recomendable).
La arena es fina y algo oscura. Buena playa, con mucho espacio. Clara se baña, pero Alba y yo tan solo metemos los pies en el agua. El día no acompaña mucho. Hay nubes, el sol se amaga y hace bastante viento. Y aunque el agua está templada, la temperatura ambiente está solo a 23 o 24 grados. Aguantamos un rato más y a comer. Hoy toca lentejas con chorizo y algo de postre, total 6 € cuatro personas: ¿qué os parece?. Después de comer, el día mejora, aprieta el sol y sólo hay ganas de relajarse. Antes de marcharnos hacia Roma hacemos cambio de aguas y lavamos algo de ropa para ir adelantando trabajo. La estancia nos cuesta al final 12 € y le damos un 8,5 de puntuación (muy recomendable).
Hemos salido de este área y siguiendo la ruta hacia Roma podemos observar a la derecha que hay otras dos o tres más bastante grandes. Ponemos las coordenadas de la próxima área. Está a unos 50 kilómetros. Su nombre es “Prato Stelato” N41.95954,12.05282 está situada al sudeste de Roma (15 kilómetros aproximadamente) del centro de la ciudad. Cuesta 14€ el día, está vigilada y cuenta con un servicio de autobús que te acerca hasta el inicio del METRO. Una vez instalados preparamos la cena y cenamos. Hoy toca gazpacho andaluz (en Roma, ja,ja...), endivias a la plancha y amburguesa con cebolla; de postre algo de fruta. Todo por 9€ cuatro personas (¿qué os parece?). Después de la cena aprovechamos para tomar un poquito el aire fresco en la puerta de la Sunli y hasta jugamos un poco a las cartas. A las 11 horas decidimos irnos a dormir.
Hasta aquí el tercer día.
Domingo, 24 de julio de 2011.
A las 4,30 horas de la madrugada nos ha despierta un ruido de película. Pasan cantando canciones religiosas con un altavoz. Al oírlo levantamos la persiana para ver qué pasa. Se trata de una especie de procesión o peregrinación caminando por la carretera. Las personas llevan algo luminoso en sus manos como una linterna, una vela o yo no sé que. Un hombre inicia el canto por altavoz y después el resto del grupo le contesta. Así hasta que les hemos dejado de oir. Pero qué susto, parecía que estábamos en un párquing de la santa inquisición o algo así.
Después de la tempestad llega de nuevo la calma y conseguimos dormir un poco más. La verdad es que aquí a las 5,30 de la mañana ya está el sol en lo más alto. Casi una hora antes que en España. Y eso hace que, sin querer, te despiertes.
Bien pues, hoy toca ver eso que dicen que, todos los caminos llevan a Roma. Una vez vestidos y desayunados hacemos la planificación para hoy y a las 11 horas salimos a buscar el bus número 702. Este autobús pasa cada media hora y nos lleva hasta la estación de metro de “LAURENDINA”, tarda unos 10 minutos. La carretera está fatal, llena de baches. El metro de Roma es bastante malo.
Sólo tiene dos líneas en forma de X y se cruzan en un punto central. En este punto está la estación de TERMINI y sólo se puede hacer trasbordo aquí. Cogemos la línea B hasta TERMINI y allí cambiamos a la línea A hasta la parada de “OTTAVIANO” que nos deja muy cerca de “El Vaticano”.
Nuestra visita cultural de hoy empieza y acaba en El Vaticano. Es espectacular la entrada a la gran Plaza de S. Pedro. Cuando accedes a ella y ver aquellas enormes columnas, aquel enorme círculo... y sobre todo la enorme cola de gente para entrar a la Basílica, de casi 500 metros “una pasada”. Hacemos fotos desde todos los ángulos de la plaza y muchas más para justificar que se ha estado aquí, en la cuna del Catolicismo. Entramos a una exposición que hay actualmente dedicada al antecesor Papa “JUAN PABLO II”, en la que no hay cola y es interesante. Después, ya casi es hora de comer algo para poder aguantar el resto del día. En la puerta de la plaza hay mucha gente que ofrece comer en sus restaurantes a precios interesantes, y nada más salir nos viene uno que dice “pizzas a 6€” y como es tarde y no tenemos ganas de buscar, accedemos a su invitación y vamos a comer. Nos pedimos unas pizzas y la verdad que para ser las primeras que comemos, nos están bastante buenas. La masa es fina y está muy crujiente, así que no sobra nada.
Después, al volver a la plaza vemos que la cola ha disminuido mucho. Entonces corremos a situarnos en ella y en poco menos de media hora estamos en los accesos a la basílica. Pero lo peor viene cuando justo en la misma puerta hay un último control de acceso que controla la forma adecuada de vestir. Nos echan hacia atrás porque Alba lleva unos pantalones demasiado cortos (según la norma vaticana tienen que tapar las rodillas). Entonces pensamos en marcharnos y volver al día siguiente, pero mientras lo pensamos, observamos que la mayoría de la gente lo que hace es cubrirse con cualquier cosa, pañuelos, banderas etc. y así salvar la vigilancia. Nosotros hacemos lo mismo, con una chaqueta negra creamos una especie de falda larga. La verdad es que al final hasta le quedaba bien. Entonces, conseguimos pasar el filtro y por fin entramos. Vamos directamente a subir a la cúpula de la basílica. En la entrada pone que hay que subir 500 escalones, pero además hay que pagar 5€ o 7€ si se sube en ascensor los 300 escalones primeros. Nosotros somos valientes y vamos a ahorrarnos 2€, pero a media subida no podemos más y tenemos que parar a tomar oxígeno. La subida es totalmente en círculo y no sabes por donde vas ni lo que falta. Cada vez se va estrechando más y hasta la escalera se inclina tomando la forma redonda de la cúpula. Hay un momento que entras dentro por un balcón y puedes ver el interior de la basílica, el altar, el presbiterio (verdaderamente no se puede explicar, hay que verlo). Una vez arriba del todo, se sale al exterior. Las vistas de la plaza, así como del recinto del Vaticano son espectaculares. Y las vistas de Roma, todavía más. Se observan algunos monumentos, entre ellos el coliseo. Hacemos las fotos de rigor y empezamos el descenso, que se hace por otra escalera y así no nos cruzamos con los que están subiendo. El descenso acaba justamente en la entrada a la basílica. Dentro observas que es una obra faraónica. Muy grande, tan grande como para ser la primera o la segunda del mundo en dimensiones. Increíble todo su interior, su bóveda, sus esculturas, sus pinturas, sus columnas etc. una sola palabra “indescriptible”. Emborrachados de tanta majestuosidad, vamos saliendo poco a poco de todo este monstruo de la arquitectura y regresamos a la Sunli, haciendo el mismo recorrido pero a la inversa. Por el camino nos deleitamos con unos helados, típica-mente italianos y muy buenos. De regreso, con el metro (a tope y casi sin sitio) llegamos a la Sunli algo exhaustos de tanto caminar y tanto subir y bajar escalones. Hicimos algo de cenar y rápidamente nos pusimos a dormir.
Sólo tiene dos líneas en forma de X y se cruzan en un punto central. En este punto está la estación de TERMINI y sólo se puede hacer trasbordo aquí. Cogemos la línea B hasta TERMINI y allí cambiamos a la línea A hasta la parada de “OTTAVIANO” que nos deja muy cerca de “El Vaticano”.
Después, al volver a la plaza vemos que la cola ha disminuido mucho. Entonces corremos a situarnos en ella y en poco menos de media hora estamos en los accesos a la basílica. Pero lo peor viene cuando justo en la misma puerta hay un último control de acceso que controla la forma adecuada de vestir. Nos echan hacia atrás porque Alba lleva unos pantalones demasiado cortos (según la norma vaticana tienen que tapar las rodillas). Entonces pensamos en marcharnos y volver al día siguiente, pero mientras lo pensamos, observamos que la mayoría de la gente lo que hace es cubrirse con cualquier cosa, pañuelos, banderas etc. y así salvar la vigilancia. Nosotros hacemos lo mismo, con una chaqueta negra creamos una especie de falda larga. La verdad es que al final hasta le quedaba bien. Entonces, conseguimos pasar el filtro y por fin entramos. Vamos directamente a subir a la cúpula de la basílica. En la entrada pone que hay que subir 500 escalones, pero además hay que pagar 5€ o 7€ si se sube en ascensor los 300 escalones primeros. Nosotros somos valientes y vamos a ahorrarnos 2€, pero a media subida no podemos más y tenemos que parar a tomar oxígeno. La subida es totalmente en círculo y no sabes por donde vas ni lo que falta. Cada vez se va estrechando más y hasta la escalera se inclina tomando la forma redonda de la cúpula. Hay un momento que entras dentro por un balcón y puedes ver el interior de la basílica, el altar, el presbiterio (verdaderamente no se puede explicar, hay que verlo). Una vez arriba del todo, se sale al exterior. Las vistas de la plaza, así como del recinto del Vaticano son espectaculares. Y las vistas de Roma, todavía más. Se observan algunos monumentos, entre ellos el coliseo. Hacemos las fotos de rigor y empezamos el descenso, que se hace por otra escalera y así no nos cruzamos con los que están subiendo. El descenso acaba justamente en la entrada a la basílica. Dentro observas que es una obra faraónica. Muy grande, tan grande como para ser la primera o la segunda del mundo en dimensiones. Increíble todo su interior, su bóveda, sus esculturas, sus pinturas, sus columnas etc. una sola palabra “indescriptible”. Emborrachados de tanta majestuosidad, vamos saliendo poco a poco de todo este monstruo de la arquitectura y regresamos a la Sunli, haciendo el mismo recorrido pero a la inversa. Por el camino nos deleitamos con unos helados, típica-mente italianos y muy buenos. De regreso, con el metro (a tope y casi sin sitio) llegamos a la Sunli algo exhaustos de tanto caminar y tanto subir y bajar escalones. Hicimos algo de cenar y rápidamente nos pusimos a dormir.
Hasta aquí el cuarto día.
Lunes, 25 de julio de 2011.
Aquí en Roma todo empieza a moverse bastante temprano. Alrededor de las 6 de la mañana ya hay mucho movimiento y no puedes dormir mucho más. Primero la luz del día y después el ruido de la carretera. El lugar donde tenemos la Sunli está muy bien, todos los servicios necesarios, cerrada al público, solo 14€ el día y hasta vigilada por cámara. Pero está situada al lado de la carretera. Una vía de entrada a Roma que lleva mucho tráfico. Y claro a partir de la hora mencionada el tráfico es incesante, motivo por el cual no acabas de descansar lo suficiente.
Dicho esto nos ponemos en marcha alrededor de las 9. desayunamos y hacemos la planificación para hoy. Decidimos coger el bus turístico que da la vuelta a Roma por los lugares más característicos. Se llama “110open stop & go” y tiene diferentes tarifas, entre ellas 18€ por persona y día o 20€ dos días. Nosotros nos interesa más la tarifa familiar que por 50€ entramos cuatro personas durante 48 horas. Puedes recorrer Roma en círculo, bajar y subir tantas veces como quieras y ver todo lo que te apetezca. El bus tiene parada en los 11 lugares más importantes de ver, como El Palacio del Quirinale (residencia del presidente de la república italiana), La Fontana de Trevi, La Plaza de San Pedro etc. Nuestro recorrido empieza en la estación de TERMINI (la más grande de Roma) y desde allí seguimos hasta la parada del Coliseo. Ya se empieza a ver a unos 500 metros cuando el bus se encara hacia él en línea recta. “Es impresionante”. Damos toda la vuelta por su parte izquierda y finalmente bajamos en la parada que hay en su parte sur. Desde fuera es enorme y altísimo. La parada del bus también coincide con la entrada al “Palatino” -lugar de viviendas romanas- y el “foro romano” - lugar donde se celebraba el mercado. Aquí sacamos la entrada conjunta para ver todo esto y el Coliseo. La entrada cuesta 12€ los mayores de 18 años y gratis los menores. Hemos hecho bien de comprar la entrada aquí, porque cuando llegas al Coliseo la cola para comprar las entradas es muy larga y así nosotros ya la tenemos. El recorrido de esta primera visita te va enseñando los restos de algunas de las viviendas que construyeron como residencia. El paseo dura aproximadamente 1 hora. Después tienes que salir del recinto y acercarte a las puertas del Coliseo. En la puerta está el “arco de Constantino”. Una vez en la cola te das cuenta lo larga que es y lo bien que hicimos en comprarla antes. Bien entramos y vamos observando la grandeza de la arquitectura de aquellos años y dde aquellos arquitectos. Te preguntas como y de qué forma podrían construir estos edificios. Sus muros de contención son muy anchos y muy seguidos. Debería de ser así para aguantar tanto peso encima. Subimos a la parte de arriba (las gradas) por unas escaleras que casi tienen medio metro de altura cada escalón (creo que deberían sufrir mucho para subir). Una vez dentro vemos como está por su interior. Todavía quedan restos de los fosos, donde estaban las jaulas de los animales que lanzaban a los gladiadores, las gradas etc. -una sola palabra “impresionante”. Creo que semejante construcción solo se podía hacer en aquella época, ya que ahora no tendría sentido. Hechas las numerosas fotos de rigor y después de haber comprado algún recuerdo en las numerosas paradas de souvenirs que hay en todo su perímetro, decidimos volver a coger el bus y seguir circulando. Paramos de nuevo cerca de la “PIAZZA DE SPAGNA (plaza de España). Lleva su nombre porque está junto a la embajada o consulado español. En ella está la escalinata de una iglesia y es muy típico que los turistas vayan a sentarse y descansar en sus escalones. Así es, está totalmente llena, no cabe nadie más. Además hay algunos carruajes tirados por caballo (típico de la España andaluza) que los puedes alquilar para hacer algún recorrido. En este momento el cielo se ha cubierto y pinta que quiere llover. Volvemos a coger el bus hasta la estación de Termini (punto inicial) para retornar de nuevo hasta la Sunli por el camino inverso. Llegados al área, y comentamos un poco la visita del día de hoy. Cenamos algo de verdura y nos metemos en la cama.
Hasta aquí el quinto día.
Martes, 26 de julio de 2011.
Hoy es la festividad de Santa Ana y también el santo de mi mujer l'Anna. Madrugamos algo más que estos días anteriores porque tenemos intención de acabar definitivamente la visita a Roma y emprender la marcha a otra ciudad. Preparamos unos bocadillos y así ahorrarnos la comida, que por poco que sea siempre serán unos 20 o 30€ seguros. Tomamos el metro que nos lleva a la estación de Termini y allí volvemos a coger el bus 110open & go para ver los últimos lugares que hasta ahora no lo hemos hecho. La primera bajada la hacemos en la “boca de la veritate” donde tienes que hacerte una foto con la mano metida en su interior. Volvemos a subir al bus y bajamos de nuevo en la Plaza de San Pedro con intención de visitar la “Capilla Sixtina”. Está dentro de los museos del vaticano y no se puede visitar únicamente la capilla. La entrada a estos museos está justo al lado contrario a la entrada a la plaza. Hay que caminar haciendo todo el perímetro de la muralla vaticana. Al llegar entramos algo perdidos sin saber por donde debemos entrar ya que es muy grande y hay mucha gente. Después averiguar la entrada, iniciamos la compra de los “biglietos o tickets” por un precio total de 46€ (muy caro). Se sube por una súper escalera eléctrica que te introduce al recorrido por larguísimos e interminables pasillos (entre 3 y 4 kms andando), buscando la famosa y ansiada Capilla Sixtina. Está justo al final. Te hacen ver todas las salas llenas de estatuas, cabezas de piedra de romanos, tapices y otro montón de cosas que de vaticano tienen poco y mucho más de Roma. Acabamos muy cansados de tanto andar (y como dice Clara de aburrimiento... ya que todo es igual) y de tanta gente. Al final llegamos a la entrada de la Capilla en la que como no, ya había cola para entrar. Al acceder hay cuatro o cinco guardias en la puerta que no hacen más que decir “no foto, no foto...” y “chisss, chisss...” de silencio. La capilla está abarrotada de gente, aún así hacen fotos. Si, vale la pena verla, naturalmente que sí, ya que es súper conocida en todo el mundo por los innumerables libros de historia. Las pinturas más célebres “la creación de adán” o “el juicio final”, pero no sé si es proporcional a lo que cuesta económicamente y a lo que te hacen pasar o sufrir, además de observar toda la ostentación del poder que la iglesia católica tiene y ha tenido. Bien después de dar esta opinión, continuo explicando que acabada esta visita y salir por la misma puerta, regresamos por el mismo camino a la basílica con la intención de conocer las “grutas vaticanas”. Aquí, según las guías de Roma dicen que es donde están enterrados todos los papas a lo largo de la historia de la iglesia (algunos, no todos). Entre los cuales buscamos la del anterior Juan Pablo II. Nos cuesta encontrar el acceso, pero tras preguntar a varios trabajadores que hay por aquí, al final damos con él. Está situado justo delante del batisterio desde donde a través de una escalera se desciende. Está lleno de sarcófagos en los que te indica el nombre del papa. No encontramos la tumba del anterior santo padre, porque parece ser que con motivo de su beatificación lo sacaron y todavía no lo han devuelto a su tumba. Una vez podemos salir definitivamente del recinto vaticano (ya que el espacio que ocupa es desmesurado) volvemos al bus turístico. Nuestros pies y piernas estaban exhaustos, pero tenemos que acabar la visita a Roma ya que queremos abandonar la ciudad al día siguiente y continuar nuestra ruta italiana. La última visita antes de volver a la área donde se encuentra la Sunli es “La Fontana de Trevi”. Se trata de un lugar extraordinario. Sin querer te encuentras con ella sin querer hacerlo. Es una fachada con enormes esculturas vertiendo agua sin parar a un fuente. Es curioso porque en lugar de estar sobre elevada, está enclavada en el fondo y eres tu que tienes que bajar hasta tocar el agua, beber o tirar la moneda de rigor para pedir un deseo y hacerte unas fotos. Está abarrotada de gente. Creo que es el lugar donde hay más gente aglomerada, exceptuando las larguísimas colas para acceder al coliseo o a la basílica de san pedro. Nos despedimos de la fontana y volvemos a subir al bus. Nos deja en la estación de Termini y ya de vuelta llegamos a la Sunli con intención de darnos una ducha y preparar una buena cena que nos ayude a recuperar las fuerzas derrochadas durante el día de hoy.
Hasta aquí el sexto día.
Miércoles, 27 de julio de 2011.
Hoy es día de relax. El día amanece nublado y con ganas de llover. Una vez desayunamos dedicamos la siguiente hora a hacer limpieza general de la Sunli, lavar la ropa y reponer aguas. Planificamos el nuevo itinerario que nos llevará hasta Florencia. Nos ponemos en marcha y comienza a llover. El pavimento de las carreteras italianas es bastante malo. Están llenas de baches y parches. La circulación es asombrosa, sobre todo a la hora de los adelantamientos. Los conductores hacen caso omiso a las líneas continuas ya sean simples o dobles. Te adelantan en cualquier momento, vengan coches o no de frente. Hay veces que lo hacen cuatro coches en paralelo al mismo tiempo. La verdad es que los que circulan de frente ni se inmutan, no pitan ni hacen luces como en España. Debe de ser el estilo o la cultura de conducir de los italianos. Ha habido un momento que venía un coche de “La Polizia” y se han echado a un lado y ya está, “increíble”. Dicho esto hay que decir que el paisaje es muy bonito, montaña y árboles que cubren la carretera a banda y banda. Circulamos por la provincia de Umbría la cual yo creía que era más llana y seca. Atravesamos túneles de hasta 4 y 5 kilómetros. Pasamos por la población de RIETI y finalmente llegamos a TERNI donde tenemos la intención de pasar la noche en una área de servicio. Llueve mucho, muchísimo, casi un diluvio. Por 4€ dos días, tenemos agua y electricidad, por lo que conectamos la Sunli a la corriente y a ver la TV. Preparamos algo de cenar y después a descansar.
Hoy es día de relax. El día amanece nublado y con ganas de llover. Una vez desayunamos dedicamos la siguiente hora a hacer limpieza general de la Sunli, lavar la ropa y reponer aguas. Planificamos el nuevo itinerario que nos llevará hasta Florencia. Nos ponemos en marcha y comienza a llover. El pavimento de las carreteras italianas es bastante malo. Están llenas de baches y parches. La circulación es asombrosa, sobre todo a la hora de los adelantamientos. Los conductores hacen caso omiso a las líneas continuas ya sean simples o dobles. Te adelantan en cualquier momento, vengan coches o no de frente. Hay veces que lo hacen cuatro coches en paralelo al mismo tiempo. La verdad es que los que circulan de frente ni se inmutan, no pitan ni hacen luces como en España. Debe de ser el estilo o la cultura de conducir de los italianos. Ha habido un momento que venía un coche de “La Polizia” y se han echado a un lado y ya está, “increíble”. Dicho esto hay que decir que el paisaje es muy bonito, montaña y árboles que cubren la carretera a banda y banda. Circulamos por la provincia de Umbría la cual yo creía que era más llana y seca. Atravesamos túneles de hasta 4 y 5 kilómetros. Pasamos por la población de RIETI y finalmente llegamos a TERNI donde tenemos la intención de pasar la noche en una área de servicio. Llueve mucho, muchísimo, casi un diluvio. Por 4€ dos días, tenemos agua y electricidad, por lo que conectamos la Sunli a la corriente y a ver la TV. Preparamos algo de cenar y después a descansar.
Hasta aquí sexto día.
Jueves, 28 de julio de 2011.
Después de tanta agua la noche ha sido tranquila en TERNI, aunque como casi cada día nos despertamos bastante temprano y empezamos la jornada con un buen desayuno. Hoy es un día más bien de traslado. Queremos llegar a Florencia y para ello continuamos circulando por la Umbría. Llegamos al pueblo de Asís. Aquí intentamos acceder a la parte más cercana de la zona antigua, pero es imposible, las calles son muy estrechas y prohíben el estacionamiento a las AutoC. No por ello dejan de guiarnos hasta un párquing de pago algo más lejos del pueblo. Paramos y hacemos la comida. Anna tiene muchas ganas de conocer este pueblo que la verdad tiene muy buena pinta, pero yo y las chicas no queremos subir más subidas ni caminar durante dos o tres horas. Decidimos pues quedarnos en la Sunli y ella marcha en autobús hasta la colina donde se asienta el pueblo. El párquing es gratis a partir de las 6 de la tarde, porque el conserje abandona su puesto de trabajo y deja la barrera levantada. Cosa que si sales antes te cobra cada hora a casi 2€. Cuando Anna regresa nos explica que ha ido caminando y que ha valido la pena. Seguidamente y después de repostar aguas seguimos hasta el área del “Castigleo del lago”. Una área al lado del lago . Zona boscosa, hierba y muy tranquila, pero hay muchos, pero que muchos mosquitos y nos defendemos de ellos como podemos. Preparamos la cena (algo de verdura) y rápidamente a dormir que nos comen los mosquitos.
Hasta aquí el séptimo día.
Viernes, 29 de julio de 2011.
La noche ha sido y silenciosa, aún así, no podemos dormir más tarde de las 9.30 horas. Supongo que la luz y los pájaros etc, nos despiertan temprano. Realizamos el desayuno diario y ponemos rumbo a SIENA. Según la guía que llevamos, habla muy bien de su plaza y su catedral o “Duomo”, ya veremos. Continuamos comprobando que la administración italiana no se gasta nada en arreglar las carreteras. Las autovías enlazan casi siempre las capitales de provincia. No tienen arcén, y la anchura de los carriles no creo que pase de los tres metros (eso sí, son autovías...). Como en algún otro capítulo se menciona, todas tienes baches y zonas desgastadas del asfalto. Pero no un tramo corto o zona, si no que toda desde principio a fin. Los amortiguadores de los coches, creo que deben de sufrir mucho y durar muy poco. Supongo que las autopistas (que también las hay...) deberán estar mucho mejor. Bien, dicho esto, llegamos a Siena donde hay dos áreas de AutoC pero son algo caras, casi por 20€ al día. La verdad es que con estos precios casi que pensamos de seguir y no ver nada de esta ciudad. Pero al final y continuando hacia la zona deportiva encontramos un párquing (gratis) donde nada más te permitían estacionar de 9 a 19 más o menos. Nos viene muy bien y paramos. Preparamos la comida y después nos arriesgamos a subir al núcleo antiguo. Otra vez a subir cuestas y más cuestas. Pero al final nos compensa porque andamos y observamos sus estrechas y empinadas calles hasta que llegamos a la Plaza del Campo. Es preciosa, está inclinada de tal forma que todas las aguas de lluvia se recogen en un solo punto. Nada más entrar te encuentras de cara la torre del ayuntamiento. Medirá unos 100 metros más o menos. Nos comemos unos helados sentados en el suelo contemplando la majestuosidad de la torre y seguimos hasta el Duomo. Precioso desde fuera. Toda la construcción está hecha de mármol blanco con líneas negras. Intentamos entrar, pero nos cobran 10€ y desistimos, por lo que volvemos a la Sunli haciendo el recorrido a la inversa. Hay muchas tiendas, de ropa, de calazado y sobre todo de regalos y recuerdos. Compramos algún souvenir y dejamos definitivamente Siena. Son casi las 8 de la tarde y queremos pasarnos por San Gimignano. Otro pueblo pintoresco, medieval que tiene en su núcleo antiguo casas en las que los nobles les construían torres para ver quien la hacía más alta y así demostrar quien tenía más poder o dinero. Al llegar también nos encontramos, también con el problema del párquing. Las dos áreas de AutoC estaban a dos o tres km. del núcleo antiguo y además son muy caras. Decidimos movernos un poco y finalmente encontramos donde estacionar. El acceso al centro, como no, otra vez a subir cuestas (lo bueno: que después será bajada) hasta que llegamos a la plaza principal, recorriendo algunas de sus estrechas y curiosas calles. Se observan, casi todas agrupadas unas 7 u 8 torres, construidas en piedra y la verdad, no deja de ser sorprendente. Es tarde y queremos cenar aquí, preguntándonos donde. Pasamos por delante de varias terrazas de trattorias o pizzerías y al final nos convención una que no estaba muy mal de precio. Nos sentamos y pedimos cuatro lasañas (queríamos probarlas a ver que tal...). No tiene nada de extraordinaria. Casi que todo es pasta con algo de carne (más bien poca). De postre un tiramisú (no es del todo correcto, está muy desecho y se le ve el agua). El resultado final 70€, por nada que comimos. Nos levantamos y nos vamos a buscar otra área para dormir. Al final después de casi 20 km. fuimos a parar a un pueblo que se llama Campofiorino. Donde en a las afueras en una de sus calles han montado los justo para llamarle área. Aquí aparcamos y nos ponemos a dormir, ya que son casi la 1.
Hasta aquí el octavo día.
Sábado, 30 de julio de 2011.
Como cada día, alrededor de las 8 horas, nuestro cuerpo dice basta. Me levanto yo primero y me aprovecho del toilette. Después le toca el turno a Anna mientras yo pongo al día el diario. Hoy nos acompaña un cielo con nubes y claros. Preparamos algo de desayuno y ponemos rumbo a Pisa. Esperamos ver y conocer la famosa torre inclinada. Hemos leído algún blog y todos hablan que únicamente hay una área de AutoC para aparcar o dormir. Este área lo gestiona la asociación de autocaravanas de Pisa y está muy cerca de la torre. Efectivamente y tras poner las coordenadas a Tom Tom, nos lleva hasta la misma puerta donde hay un encargado que te recibe, y ¡cómo no! te cobra. 6 horas de párquing nos cuesta 5€. estacionamos la Sunli y nos vamos en busca de la famosa torre, pensando aquello de “hasta que no lo vea no me lo creo...”, pues “et voilà”. Allá está dentro de un recinto amurallado. Se trata de todo un complejo arquitectónico de materiales blancos (mármol) construido sobre césped. Lo primero que aparece es el “baptisterio”, le sigue “el duomo” o catedral y finalmente detrás de este se observa la torre inclinada. La inclinación es importante, y realmente habrán debido de hacer obras importantes para que no caiga, si no, a lo mejor ya no estaría. El lugar está lleno de turistas haciendo fotos y fotos, desde todos los rincones de una forma y de otra. Es increíble ver donde lo han construido todo. Todos los accesos están llenos de paradas de comerciantes vendiendo souvenirs y alguna otra cosa de merchandising. De entre ellas compramos algún detalle y después de hacer más o menos todo el recorrido recomendado regresamos a la Sunli. Preparamos algo de comer y bajo el fresco viento que hacía comimos para arrancarnos todo seguido hasta Florencia (Firenze en italiano). Hemos obtenido de algún otro viaje publicado en algún bloc una área en el centro de Florencia, por lo que ponemos coordenadas a Tom Tom y sin pérdida alguna nos metemos en el centro de la ciudad para que mañana podamos hacer la visita a esta ciudad milenaria. Nos acomodamos, cenamos y después jugamos una partida de cartas hasta que decidimos por unanimidad irnos a dormir.
Hasta aquí el noveno día.
Domingo, 31 de julio de 2011.
Hoy despedimos el mes de julio igual que también la región de la Toscana. Difiere muy poco esta tierra de la que estamos acostumbrados a ver y vivir en España, como en la ondulación del paisaje, la abundancia de bosques, pinos etc.
Dicho esto, después de levantamos y mientras las niñas duermen, Anna y yo vamos en busca de algún supermercado para comprar algunas cosas que hacen falta para afrontar los días que nos quedan. Encontramos un “COOP ALIMENTICI” muy extendido en este país. Observamos que hay más de un producto a la venta de marca española como “Danone”, “Kelogs”, vinos “Don Simón” etc. Una hecha la compra, volvemos a la Sunli y desayunamos. Nos ponemos en marcha y a la salida del área, a unos 100 metros a la izquierda, cogemos el bus número 4. El precio son 2€ por persona (algo caro si lo comparas con Roma que vale 1€), pero parece ser que somo los únicos que pagamos porque aquí, los conductores de bus italianos, en general, sólo se limitan a conducir y no a pedir ni cobrar billetes, por lo casi todo el mundo sube se sienta y no se les ve que paguen. El bus nos deja al lado de la estación de tren de Florencia. Desde allí caminamos hasta el núcleo antiguo. Está muy cerca. Las calles están, como en Pisa, llenas de paradas de productos artesanos, venta de bolsos, productos de piel y sobre todo souvenirs. Al poco ya vemos la torre del Duomo o catedral. Al llegar a la plaza observamos la majestuosidad de la arquitectura de aquellos tiempos. El conjunto formado por el batisterio, la catedral y la torre campanario está realizado en combinación de mármol blanco y negro. Detrás de está la cúpula, no tan grande como la de San Pedro pero, más o menos. Para acender hasta la más alto hay que subir unos 400 escalones. Dejando hacia atrás esta plaza llegamos a la Plaza de la Señora. En ella está ubicado el Palacio Vecchio. Su torre es muy popular por los libros de historia y alta. Seguimos caminando y nos acercamos hasta el río ARN. Lo cruzan muchos puentes, pero el más famoso es el puente vecchio. En su superficie hay, a ambos lados, casetas destinadas a tiendas. Todas son joyerías, y todas muy caras. Según se explica en la guía, antes estas tiendas estaban destinadas a carnicerías, y la carne sobrante la tiraban al río y provocaban malas olores. Entonces los gobernantes decidieron cerrarlas y abrir las joyerías actuales. Realizadas las fotografías de rigor y adquirido algún recuerdo, volvemos haciendo el camino inverso hasta la parada del bus. Subimos y de vuelta a la Sunli. Preparamos la salida y planificamos el lugar donde vamos a dormir. Decidimos cambiar totalmente de costa. Vamos a conocer la costa del Mar Adriático. Buscamos un área próxima a Rávenna y que esté lo más próximo a la playa. Finalmente optamos por la de CASAL BORSETTI. Introducimos la coordenadas N44.78444, E10.86817 a nuestro Tom Tom y vamos para allá. Parte de la ruta marcada por el GPS es un atajo de 2 km. que nos saca de Florencia en poco tiempo, pero por este camino sufrimos y sudamos más que durante todo el día caminando por la ciudad. Es tan estrecho que apenas si cabe la Sunli de ancho, a ambos lados hay casas y encima hay árboles que sus ramas tocan el techo. La solución ha sido bajarme y ir por delante indicando y ayudando en las maniobras a Anna. Llevamos dos walk-talk y esto nos ayudó mucho. Fueron los 800 metros finales los más complicados, pero al final salimos de la situación. La carretera tampoco nos ayudó mucho para hacer el recorrido más cómodo. Pasa por muchos pueblos, tiene muchas curvas y de asfalto, como siempre, deja mucho que desear. Finalmente pudimos llegar al área donde buscamos un espacio para estacionar, paramos el motor y salimos a hacer una primera valoración. Hay muchas AutoC estacionadas, parece un cámping. Muchas están instaladas de forma que no se mueven de aquí en todo el verano. Seguidamente cerramos puertas y ventanas y a dormir.
Hasta aquí el décimo día.
Lunes, 1 de agosto de 2011.
Estrenamos el nuevo mes con tranquilidad. Sólo a partir de las 9 horas comienza el movimiento de la gente al despertarse. Suena el motor de alguna AutoC por las cercanías. Entonces aprovecho para salir de la cama y echar la primera ojeada por la ventana del comedor. Efectivamente al lado hay una familia que prepara sus cosas para iniciar la jornada. Barre la puerta, arregla el toldo o coloca las sillas etc. La playa nos queda entre 100 y 200 metros, por lo que después de desayunar nos animamos a darnos un baño. Nos ponemos el bañador y al otro lado del bosque se encuentra el “Mar Adriático”. El agua está muy tranquila, no hay apenas olas y tampoco hay mucha gente. Es curioso pero al contrario que en España, apenas hay turistas. La arena es muy fina y no te cubre hasta al menos 100 metros. Disfrutamos del agua hasta las 3 horas y nos retiramos a comer. Y volvemos otra vez a la playa. Toda la arena para nosotros y el agua está muy caliente. Aguantamos entre el sol y el agua hasta las 7 horas. Después regresamos a la Sunli, nos duchamos y preparamos la cena. Una vez acabado ya sólo pensamos en irnos a dormir, porque necesitamos abandonar el área antes de las 9 horas, si no nos cobran otro día.
Hasta aquí el décimo día.
Martes, 2 de agosto de 2011.
Salimos del área a las 8,30 horas y ponemos rumbo a Venezia. Hay una distancia de 120 km. aproximadamente. No hemos desayunado todavía, por lo que aprovechamos una área de AutoC situada a medio camino, en la población de Molesa para parar y comer algo. Llenamos y vaciamos agua y en marcha otra vez. Nos han recomendado el párquing Fusina para acceder a la ciudad, pero cuando llegamos nos indican que no se puede dormir, sólo estacionar hasta las 11 de la noche. Al lado también está el cámping Fusina pero después de preguntar precios vale alrededor de 45€ al día. Consultamos nuestra guía de “Europastops” (muy buena y aconsejable) y nos dirigimos hasta otra más barata. Efectivamente, la llegar vemos los precios y sólo cuesta 10€ al día. La verdad es que vale la pena. Estacionamos bajo la sombra de algún árbol y ya sólo pensamos en conocer la ciudad de Venezia. Extendemos el toldo y preparamos la comida. El menú de hoy consta de macarroni, ensalada y fruta. Nos acercamos hasta la salida del vaporetto que hay junto a la entrada del párquing a pedir información. El viaje cuesta con promoción por estar dentro del área de S. Giulianni 30€ ida y vuelta los cuatro. Volvemos a la Sunli y pensamos que en una tarde no tenemos suficiente para ver toda la ciudad, además los horarios del barco son desde las 7 de la mañana hasta las 7 de la tarde y creemos que nos limita mucho a la vuelta. Entonces buscamos otro medio de transporte y descubrimos que a unos 900 0 1000 metros está la parada de los buses que circulan hasta Venecia, y posiblemente utilicemos este medio. Como definitivamente dejamos la visita para el día siguiente, nos relajamos a la sombra de los árboles jugando una partida de damas, ajedrez y cartas. Al atardecer nos acercamos hasta el puerto que cerca del área a observar Venecia, tanto de día como de noche. Finalmente preparamos la cena y nos vamos a dormir.
Hasta aquí el undécimo día.
Miércoles, 3 de agosto de 2011.
Son las 8 horas y comenzamos a oír algo de ruido por las cercanías de la Sunli. Por una parte estamos cerca del aeropuerto “Marco Polo” de Venecia y los aviones aterrizan por nuestra situación. También la vía del tren no queda muy lejos y la frecuencia de trenes a la ciudad es muy alta, por lo que no mucho pero también se oyen y finalmente hay trabajadores muy próximos al área que poco, pero inevitablemente hacen ruido. Bien dicho esto, nos ponemos en marcha. Desayunamos y nos ponemos en marcha para coger el bus número 24 que nos lleva hasta la plaza de Roma. El billete cuesta 6,5€ por persona (algo excesivo), preguntamos al conductor si nos puede vender cuatro billetes y nos hace el gesto que en la máquina. Dentro del bus hay un escáner que te valida el billete, pero nosotros aguantamos hasta la plaza y no nos piden nada, por lo que hemos ido gratis. Al llegar a Venecia, todo es movimiento de gente, buses y trenes. Empezamos la visita en dirección a la plaza de S. Marcos, atravesando puentes y caminando justo al lado de canales inundados. Calles estrechas y fachadas que se tocan son abundantes a lo largo de toda la ciudad. Cruzamos un par de veces por encima del gran canal. El tráfico de vaporettos, lanchas, barcos, barcas y góndolas es incesante a lo largo de los canales. Apenas si existe espacio y ni siquiera guardan un orden. Hay mucha gente por todos partes, arriba y abajo. Finalmente llegamos a la Plaza de San Marcos. Grande, muy amplia y al fondo el Duomo o catedral, de estilo bizantino y a la derecha está la torre o campanile de 99 metros. Se camina bastante bien, pero para entrar a la catedral hay cola. Hacemos fotos de casi todos los rincones del lugar y continuamos caminando hasta el enlace con el agua. Casi está en línea con el suelo. Volvemos a presenciar el bullicio de la gente y el tráfico de góndolas y otros barcos. Tenemos ganas de probar un viaje en góndola, pero un trayecto de 30 a 45 minutos cuesta 100€ y desistimos por completo. De vuelta sacamos un billete para coger el vaporetto que nos deja en la plaza de Roma. Cuesta 6,5€ por persona (algo excesivo) y dura 40 minutos. Van repletos de gente y en cada estación bajan y suben sin parar. Paramos en la estación del puente de Rialto. El puente tiene en su superficie tiendas que le dan un aspecto muy interesante. Volvemos a subirnos al vaporetto y finalmente bajamos en la plaza de Roma. Esta plaza es el punto final y de inicio de la carretera para acceder a Venecia. Coches y autobuses llegan hasta aquí y vuelven a salir. Cogemos el bus número 24 que nos lleva hasta el párquing de San Giuliano y decimos bye bye Venecia. Hacemos los 1000 metros que nos separan de la Sunli y al llegar, casi las 9 horas, preparamos cena y cenamos. Seguidamente nos metimos en la cama, cansados de tanto caminar y a dormir.
Hasta aquí el duodécimo día.
Jueves, 4 de agosto de 2011.
Son las 5,45 horas de la mañana y el sol está casi a punto de salir. Llueve durante 30 minutos y pensamos que el día será húmedo y fresco durante toda la jornada. Sobre las 8,30 horas nos levantamos y comprobamos que ya no llueve y que hasta incluso hace más calor que ayer. Bien, recogemos las cosas y preparamos la salida. Abandonamos el párquing y ponemos rumbo al Lago DI GARDA, al parque temático de GARDALAND RESORT. A medio camino hacemos una pequeña parada en un supermercado “INTERSPAR” para comprar algunas cosas que nos hacen falta. Aprovechamos para desayunar y continuamos. Alrededor de mediodía paramos en el área de Soave para preparar la comida, cargar y descargar agua. El área está bien, pero no tiene sombras y hace mucho calor (36º). continuamos hasta el parque de atracciones “Gardaland”. Está situado al lado del lago DI GARDA, en la población del CASTELNUOVO DI GARDA. El párquing cuesta 5€. Estacionamos y nos dirigimos hasta la entrada, donde están las taquillas. La entrada de tarde hasta las 23.00 horas cuesta 15€ y todo el día 36€. decidimos comprar las entradas y aprovechar para hacer una primera valoración del parque. Está bastante bien. No hay mucha gente y el tiempo de espera en las colas no supera los 20 minutos. Aguantamos hasta la hora de cierre y nos vamos dirección a la población de MONZAMBANO donde hay una área. Está muy bien y sólo cuesta 10€. Tiene conexión a electricidad y acceso a INTERNET vía WIFI. Rápidamente nos vamos a dormir.
Hasta aquí el décimo tercer día.
Viernes, 5 de agosto de 2011.
Nada más levantarnos me acerco a la recepción del área para pagar los 10€ que cuesta cada 24 horas. El responsable me habla un poco de los vinos de la región de Lombardía, como son y las clases más importantes. Acabada la conversación vinícola le pido acceso a internet, ya que el área tiene conexión WIFI, para hacer algunas consultas sobre el viaje. Seguidamente desayunamos y preparamos unos bocadillos para volver a pasar el día en el parque de “GARDALAND”. Llegamos al párquing con la ayuda de TOM-TOM y volvemos a pagar 5€ por el estacionamiento. Dejamos la Sunli y accedemos al parque. Hemos ordenado de forma cronológica los horarios de las diferentes actuaciones que realizan hacen a lo largo de la jornada y así intentar no perdernos ninguna. Empezamos viendo la actuación “CORSARIO SHOW” en la zona del poblado inglés, y acabamos con la cloenda final, en la puerta de la pirámide de Ramses, una actuación de luz, agua, fuego y danza denominado “RAPTOR NIGHT” la cual ha sido preciosa. Pasamos el día caminando entre las atracciones, de arriba a abajo. Verdaderamente es un parque que no se hace muy pesado, porque está bastante compactado y en poco tiempo vas de un lado hasta el otro. Hay atracciones para todos los gustos y edades. Sobre todo para los que le gusta la adrenalina. Entre ellas la “MONTAIN MAGIC” o “RAPTOR” novedad de este año. Verdaderamente todas son muy buenas y atractivas. La Alba y la Clara se han atrevido con todas y han quedado muy contentas. También el tiempo de espera es muy corto, máximo de 20 minutos y esto hace que puedas repetir varias veces. En general es un parque diferente, no te esperas de qué va y te llevas una sorpresa. Mi puntuación es de un 8,5. Es una zona donde hay varios parques más y otras cosas para entretenerte y pasártelo bien. Además, aquí está todo el Lago DI GARDA por explorar. Creo que más tarde o más temprano repetiremos. Nos ha causado todo, una buena impresión.
A las 23 horas el parque se para y toca abandonarlo, entonces comienza a llover. Volvemos a la Sunli y ponemos rumbo a Milán. Como es tarde buscamos un área intermedia para parar y elegimos una que nos queda a 100 km. Decidimos entrar y probar la autopista, porque hasta ahora no la habíamos tocado. A primera vista es buena. Tres carriles en cada sentido, línea recta y asfalto nuevo (al contrario que en el resto de carreteras). Mientras circulamos observamos al fondo largos relámpagos alumbrando el cielo y a medio trayecto una fuerte tormenta de agua nos obliga a salirnos a un área y estar unos 15 minutos detenidos por la dificultad de conducir con tanta agua en la carretera. Finalmente aflojó y pudimos continuar. El peaje nos cuesta 5,4€. Una cantidad que creo que está muy bien después de hacer 100 km. Llegamos al área de STEZZANO situada a unos 35 km. de Milán, la cual no está señalizada y hasta que no estás dentro no ves la señal. Estacionamos y nos metemos en la cama, pero al cabo de 10 minutos empezó de nuevo a llover fuerte con descarga de relámpagos. Finalmente pudimos relajarnos y dormir.
Hasta aquí el décimo cuarto día.
Sábado, 6 de agosto de 2011.
Hoy nos despertamos un poco más tarde, ya que la noche ha sido algo corta. La mañana es buena y fresquita. Lo primero que hago es poner al día el blog. Una vez que las chicas se levantan, preparamos el desayuno y nos sentamos a la mesa a tomar algo caliente. Parece ser que estamos cerca del aeropuerto de Bérgamo, porque los aviones de RYANAIR despegan prácticamente por encima nuestro. Continuamos y entrando a Milán vemos señales que ponen San Siro. Aquí está el estadio de fútbol llamado “Jossepe Meazza” donde juegan los dos equipos milaneses que juegan en la primera división de la liga italiana (AC Milán y Inter de Milán). Decidimos acercarnos, por curiosidad a conocer como es la zona y por qué no entrar y ver el campo. Las calles de Milán están (como casi todas las de Italia) muy dejadas, asfalto agrietado, socabones etc. y encima muchas otras están adoquinadas. Para acabarlo de rematar Milán es la ciudad de los tranvías. Las vías pasan por todos lados, lo que hace que la conducción sea mucho más lenta. Los techos de algunas avenidas están llenos de telarañas de cables para dar corriente a este medio de transporte. Finalmente pudimos llegar al barrio de San Siro. El campo de fútbol está ubicado en una zona muy retirada de la ciudad más bien humilde. Son construcciones antiguas, bajas y algo sucias. En relación al estadio, se trata de una mole gigante de hormigón que sobresale por encima de todas las demás. La puerta de acceso número 14 está abierta y por esta dan servicio al “TOUR SAN SIRO 2011”. Se trata de una visita guiada a través de la cual enseñan el campo y el museo. Los precios son 12€ los adultos y 10€ los menores de 14€. Finalmente no nos gastamos este dinero por ver este campo, además el césped lo están cambiando y no dejan bajar. Solo entramos hasta la tienda oficial, pero claro, como ya se sabe aquí nada más que hay camisetas. Preparamos la comida y comimos allí mismo en párquing del estadio y después nos adentramos en el corazón de la ciudad. La circulación es escasa y se circula bien. Hoy es sábado y parece ser que los coches milaneses hayan desaparecido de las calles. La distancia entre el centro y San Siro son casi de 9 km. Estacionamos en la vía Marina. La calle es bastante corta y y ancha, además no hay problema para llegar si la pones como referencia en el GPS. El estacionamiento es de zona azul y hay que poner unos tíquets a modo de rasca rasca que te los proporciona una persona que deambula por la zona y te cuestan un máximo de 2€ cada hora. El lugar está muy bien porque solo nos separa del centro unos 1200 metros que caminando se hacen muy rápido. Así lo hacemos, poco a poco en menos de 15 minutos llegamos a la plaza del Duomo. Entras por la espalda de la catedral y hasta que no llegas a la parte delantera no ves la fachada principal. Se trata de una catedral de estilo gótico, muy bien conservada y construida con una simetría perfecta. Casi que no cabe toda la fachada en una misma foto y tienes que separarte bastante para poderla enfocar. Es impresionante y preciosa, tanto por fuera como por dentro. La entrada es gratis y a esta hora (las 6 de la tarde) no hay colas. El acceso está controlado por la policía y hasta el ejército. Además también se mira, como en Roma, la corrección en el vestir. No dejan entrar si las rodillas o los hombros permanecen descubiertos. Una vez dentro observamos a primero vista la majestuosidad de aquella arquitectura y como he dicho antes la perfecta simetría a la hora de construir sus naves. Se compone de nave central y dos laterales acabadas en cruz latina. Deambulamos un poco por su interior y a las 7 reclaman que salgamos que toca cerrar. Una vez fuera damos unos pasos por la plaza y las galerías Enmanuell, también muy bonitas. Su interior está lleno de tiendas y restaurantes. Los precios como no, son altísimos. Para finalizar la visita a Milán, compramos algún souvenir y posiblemente el último helado italiano. Después volvimos a la Sunli e iniciamos la salida de la ciudad en dirección a un pueblo llamado “ALBA” igual que mi hija mayor, donde hay marcada una área de servicio, pero que no podemos utilizar porque cierran a partir de las 23 horas. Buscamos otra alternativa y seguimos 18 km. hasta el pueblo de donde aquí sí nos quedamos a dormir junto a alguna otra AutoC que ya duerme. Preparamos algo rápido para cenar y nos vamos a dormir.
Hasta aquí el décimo quinto día.
Domingo, 7 de agosto de 2011.
Otra vez llueve durante la madrugada. Parece ser que comienza a ser algo habitual. Nos despertamos alrededor de las 9,30 hora. Nos damos una ducha y preparamos el desayuno. El día, después de la lluvia amanece tapado y refrescante, aunque a lo largo del día se abre y hace calor. Hacemos un poco de limpieza y nos preparamos para el regreso. Ponemos coordenadas a TOM-TOM y en marcha. Queremos dejar Italia por la frontera con Francia en hacia el sur, dirección Mónaco. La carretera está solitaria, no hay nadie circulando, se nota que es domingo. El acceso a Francia se hace por un puerto de montaña llamado “Tande”. Hay un túnel con semáforo y dan paso alternativo porque es muy estrecho y sólo cabe un coche. Pasado el túnel, una vez en Francia, el descenso del puerto es largo y sinuoso. El recorrido hasta Mónaco se lo reparten los dos países simultáneamente, ahora Francia ahora Italia (increíble). Entramos en territorio monagués, el cual pensaba que era como Andorra, tendría algo de territorio físico. Pues no, sólo es una ciudad encajada en las montañas, a la que para acceder, circular y salir es un caos. Definitivamente salimos como podemos, pagando esos sí, por hacerlo a través de un túnel (5€). Cogemos la autopista para avanzar algo más rápido hasta Marseille, pero las autopistas francesas son muy caras. Continuamente hay estaciones (gare de péage) en el centro de la autopista y van cobrando y cobrando. Finalmente salimos a la altura de Niza donde buscamos un área para dormir.
Hasta aquí el décimo sexto día.
Lunes, 8 de agosto de 2011.Hoy es día de regreso. Pasamos todo el día en la carretera. Descartamos tomar la autopista porque es muy cara y continuamos por carretera convencional. Vamos bien de tiempo, pero en Perpiñán el tema se empieza a complicar. Para atravesar la población casi estamos una hora, pero después viene lo más complicado cuando nos acercamos a la frontera. Los 8 km. que faltan los recorreremos en casi 2 horas. Es impresionante la cola que hay para cruzar el pueblo francés de El Perthus, donde todos los franceses se desplazan a comprar productos más baratos como el tabaco o la gasolina. Al final podemos escaparnos del caos y con cas 3 horas de retraso llegamos a casa. Estacionamos la SUNLI en el garaje y hasta aquí las vacaciones 2011.